revista latinoamerica

Orlando Fals Borda, Una sociología sentipen- sante para América Latina (antología), Bo- gotá, CLACSO/Siglo del Hombre Editores, 2009,

492 pp.

El 12 de agosto de 2008 falleció en Bogotá a los 83 años de edad el sociólogo barranquillero Orlando Fals Borda. Junto con otros colegas y amigos, entre los cuales destacaron virginia Gutiérrez, Camilo Torres, Roberto Pineda, Darío Mesa, Ernesto Gühl, Carlos Escalante y Eduardo Umaña contribuyó a la creación de la primera Facultad de Sociología de Latinoamérica en 1959 en la Universidad Nacional de Colombia; en este proyecto también partici- paron ilustres profesores visitantes como Andrew Pearse, Everett Rogers, Arthur vidich y T. Lynn Smith.1
Durante más de cuatro décadas, luchó por conferirle rigor conceptual
y metodológico a los estudios sociológicos en el país. Fue además pieza clave en la gestación de centros de pensamiento, congresos nacionales e inter- nacionales, proyectos editoriales y movimientos sociales y políticos, algu- nos de ellos de gran alcance hasta el día de hoy.2 En Latinoamérica su obra y su nombre estarán siempre asociados a la consolidación de un “pensa- miento comprometido” en contravía de lo que llamó con firmeza, nuestro
“colonialismo intelectual”.3 En general, fue y seguirá siendo considerado

1 Gonzalo Cataño, “Orlando Fals Borda, sociólogo del compromiso”, en Economía Insti- tucional, vol. 10, núm. 19, 2008, pp. 79-98.

2 Por ejemplo, el Programa Latinoamericano para el Desarrollo (PLEDES); el Centro Estraté- gico de Pensamiento Alternativo (CEPA); el vii Congreso Latinoamericano de Sociología (1964) y el i y ii Congreso Nacional de Sociología (1963 y 1967); la Fundación Rosca de in- vestigación y Acción Social; el Simposio de Cartagena de 1977 sobre investigación, Acción Participación y el Congreso de Convergencia Participativa en Cartagena en 1995; la revista Alternativa; la editorial Punta de Lanza y su participación como presidente honorario del Polo Democrático Alternativo (PDA).

3 Orlando Fals Borda, Sociología de la liberación, Bogotá, Siglo xxi, 1968; Ciencia propia

y colonialismo intelectual, Bogotá, Carlos valencia Editores, 1981.

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uno de los más agudos representantes de la “comunidad sociológica interna- cional” ( Wieviorka, 2008).
Su obra influyó en escenarios de trabajo comunitario y académico, algo poco común en la práctica sociológica contemporánea, donde solemos refu- giarnos o en el academicismo o en el tecnocratismo absolutos. Su legado teó- rico, empírico y pedagógico se materializó en particulares maneras de hacer ciencia.4 Pero también en su comprensión transdisciplinar de las realidades lo- cales y en la puesta en escena de una “metodología raizal” conocida con el nom- bre de investigación, Acción, Participación (iAP). Aunque los postulados y desarrollos de esta metodología no serían exclusividad de Fals Borda, sino más bien ampliados y discutidos a partir de las obras y aportes de Kurt Lewin, Sol Tax, Anisur Rahman, Max Neef y Paulo Freire, entre otros.5
Para algunos la iAP no llegaría a convertirse en “paradigma científico” en es-
tricto sentido,6 para otros bastó sólo con ser un “paradigma no hegemónico”.7
De todas formas, un hecho innegable es que a través de ella, Fals Borda logró mostrarle al mundo sociológico de ayer y de hoy, la necesidad de integrar en la práctica disciplinar y en el trabajo comunitario: procedimientos plurales de ob- servación, estrategias de educación popular e intencionalidades políticas de cambio de las realidades locales.8
Parafraseando al sociólogo Michel Wieviorka, en un artículo de reciente fac-
tura al español (2009), diríamos que en Fals Borda se conjugaron las dos dimen- siones básicas de la artesanía sociológica: el compromiso y la profesionalidad.

4 Samuel vanegas, “Orlando Fals Borda, el legado de hacer ciencia”, en Universitas Humanística, núm. 66, 2008, pp. 13-18.

5 Anisur M. Rahman y Orlando Fals Borda, “La situación actual y las perspectivas de la investiga- ción-Acción-Participativa en el mundo”, en María Cristina Salazar [ed.], La Investigación-Ac- ción-Participativa. Inicios y Desarrollo, Bogotá, Magisterio, 1989.

6 H. Moser, “La investigación como nuevo paradigma en las ciencias sociales”, en A. Molano

[coord.], Crítica y política en ciencias sociales, t. i, Bogotá, Punta de Lanza, 1978.

7 W. F. Whyte, P. Lazes y D. Greenwood, “Participatory Action Research: Through Practice to Science in Social Research”, en W. F. Whyte [ed.], Participatory Action Research, Newbury Park, Sage, 1991, pp. 19-55; Fals Borda, Una sociología sentipensante para América Latina (antología), Bogotá, CLACSO/Siglo del Hombre Editores, 2009, p. 335.

8 Humberto Cubides, “Orlando Fals Borda: el permanente compromiso de un innovador”, en

Nómadas, núm. 2, 1995.

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Con la primera, “trascendió la práctica del experto que frena las demandas po- pulares […] evitando el riesgo de lucir como una herramienta de legitimación al servicio de las fuerzas sociales y políticas instituidas”.9 Con la segunda, y sin re- nunciar a su autonomía crítica, siempre destacó su “impronta de experto, que poseía un “saber-hacer” […] y que usó para servir técnicamente a actores polí- ticos, sindicatos, organizaciones, aparatos administrativos y estatales”.10 De hecho esas dos dimensiones se sintetizaron bellamente en el término “sentipensante”, noción que reconoció haber tomado prestada de los campesinos momposinos (Costa Atlántica), para denotar aquella persona que combina en todo lo que hace, razón y pasión, cuerpo y corazón.11
Recientemente, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO)
a través de su colección de pensamiento crítico y Siglo del Hombre Editores, han realizado una antología de su obra saldando, en parte, una deuda de “honor intelectual” con esta figura de la sociología sentipensante latinoamericana. vale recordar que en su momento Fals Borda fue uno de los gestores de la creación y consolidación de CLACSO, fue parte del primer comité directivo en 1967. La an- tología gira alrededor de cinco ejes temáticos de su amplia producción entre
1957 y 2008, a saber: sus primeros años de vida, la cuestión agraria, la violencia, la relación entre ciencia y praxis y la subversión. Sea este el espacio para exami- nar brevemente cada uno de ellos y convocar a su lectura.
El primer eje corresponde a un esbozo autobiográfico del autor, que al leerlo permite comprender, pese a lo incompleto del texto, cómo el clima de su infancia y adolescencia, así como “las influencias culturales y los orígenes re- gionales múltiples que confluyeron en su vida”,12 marcan las posteriores inclina- ciones intelectuales y prácticas sociológicas de Fals Borda. En este sentido, serán definitivas sus experiencias de internado en el Colegio Americano de Barran-
quilla, la crianza de sus abuelas por línea paterna y materna, el legado recio de

9 Fals Borda, Una sociología…, p. 256.

10 Loc. cit.

11 Cfr. Rafael Bassi, “La cumbia no es posible sin el río. Conversación con Orlando Fals Borda”, en El Heraldo, 8 de diciembre, 2008; Cataño, op. cit.; víctor Manuel Moncayo, “Presentación. Fals Borda: hombre hicotea y sentipensante”, en Orlando Fals Borda, Una sociología…

12 Cubides, op. cit.

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su padre Enrique Fals, docente y periodista destacado en el departamento del Atlántico y la sensibilidad social de su madre, María Borda, líder comunitaria y maestra en Barranquilla. También el gusto por la música clásica, las lecciones de piano y los cantos populares, además de los primeros libros de cuentos, su primer diario de campo, resultado de la experiencia de un viaje a Santa Martha y su paso por la Sociedad de Jóvenes Presbiterianos. Finalmente, se registran en esas notas, su llegada a Bogotá y el viaje por el río Magdalena “el primero de muchos viajes por el río”;13 además destaca su vinculación al Colegio Americano de la capital y su ingreso a la Escuela Militar de Cadetes.
En el segundo eje se recuperan fragmentos de tres obras clásicas sobre la tierra. El primer escrito corresponde a El hombre y la tierra en Boyacá: bases sociales para una reforma agraria (1957) que además de ser su disertación doctoral en la Universidad de Florida, tiene un claro “aroma” de la sociología rural canónica norteamericana, en particular la de Lowry Nelson y Thomas Lynn Smith, con quienes Fals Borda compartió en Minnesota y Florida. La recupera- ción de este escrito evidencia el gran manejo de datos demográficos y etnográ- ficos del sociólogo colombiano y su impronta estructural-funcionalista en su obra, ambos enfocados a la explicación de las tensiones derivadas de los cam- bios socioeconómicos en una típica sociedad agraria de los años cincuenta. A tra- vés de su pluma, caracteriza a la sociedad boyacense a partir de un acendrado “agrocentrismo”, “pasividad en sus tradiciones” y “sistemas políticos gamona- listas”, pero también muestra cómo ella pretende transitar hacia formas mo- dernas de vida, con “producciones más racionalizadas” que le permitan superar las “secuelas de la violencia”.14
El otro escrito corresponde a Historia de la cuestión agraria (1975) un
clásico de los estudios agrarios, redactado en un lenguaje llano e ilustrado con mapas y fotografías, con una pretensión pedagógica para facilitar su lectura a sectores menos académicos, una preocupación que siempre mantuvo en vilo a Fals Borda.15 Lo llamativo del fragmento recogido para esta antología es la mi-

13 Fals Borda, Una sociología…, p. 31.

14 Ibid., p. 51.

15 Cataño, op. cit.

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rada histórica de largo alcance, con la cual pretende examinar los que denomina “mecanismos relacionados con la descomposición del campesinado colom- biano”, los cuales han generado que esta clase social sea “por regla general ex- plotada y dominada desde el siglo xix”.
Con el tercer escrito extraído de la Historia doble de la Costa (1986), el
autor nos coloca en sintonía con una narrativa fabricada a dos voces, de ahí la denominación de “Historia doble”: la de la página izquierda, de carácter anec- dótico y descriptivo recoge las voces de los campesinos y campesinas entrevis- tados por Fals Borda en los departamentos de Bolívar y Sucre; la de la derecha, más interpretativa, conceptual y metodológica es característica de su pluma so- ciológica.16 El extracto que aparece en esta antología correspondería al cuarto vo- lumen dedicado a las luchas agrarias de los habitantes del Río Sinú y, especialmente, a un tema que siempre apasionó a Fals Borda, el embrujo cultural de nuestros territorios. En sus propias palabras el “embrujo” se revelaría para los habitantes de la Costa Atlántica, en las “peculiares relaciones mutuas que exis- ten entre trabajo y diversión, […] entre infraestructuras económicas y super- estructuras sociales, políticas e ideológicas”.17
El tercer eje temático lo acompañan dos fragmentos de escritos relaciona-
dos con los estudios sobre la violencia bipartidista. Los dos corresponden a se- lecciones de los dos tomos del texto La violencia en Colombia: estudio de un proceso social, publicados respectivamente en 1962 (tomo i) y 1963 (tomo ii), uno de los libros más editados y vendidos en su género en el país, que marca- ría embrionariamente el campo de estudios de la violencia en Colombia.18 vale
recordar aquí, que el libro fue escrito en su mayor parte por el sacerdote Ger-

16 Loc. cit.

17 El primer volumen de esta serie salió en 1979 y se centra en la depresión momposina (depar- tamentos de Bolívar y Magdalena); el segundo en 1981 y tiene como protagonista la figura del general-presidente Juan José Nieto, a quien Fals Borda llamara “el caudillo-anticaudillo”. El ter- cero se publica en 1984 y se concentra en la resistencia campesina e indígena del río San Jorge (Departamento de Sucre). Fals Borda, Una sociología…, p. 111.

18 Gonzalo Sánchez, “Los estudios sobre la violencia. Balance y perspectivas”, en Gonzalo Sánchez

y Ricardo Peñaranda [comps.], Pasado y presente de la violencia en Colombia, Medellín, La Carreta, 2009; Gonzalo Sánchez, Reseña del libro La violencia en Colombia, en Revista Cre- dencial Historia, 1999.

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mán Guzmán Campos, con la participación del abogado y profesor de la Uni- versidad Nacional de Colombia, Eduardo Umaña Luna. A Fals Borda le corres- pondió la parte interpretativa del primer tomo, con un capítulo sobre la sociología de la violencia y otro sobre la estructura social colombiana, además del epílogo. Precisamente este capítulo sobre la estructura social es el que apa- rece en esta antología.
volver de nuevo a lo escrito por Fals Borda en esas páginas, significa recu- perar la famosa tesis del “agrietamiento estructural” muy común en los años cincuenta y sesenta, que centraba la explicación de la violencia bipartidista, a partir de una confluencia de factores estructurales: la impunidad histórica, la falta de tierras, la pobreza del campesino, el fanatismo partidista y la ignorancia nacional. Más allá que en la justificación de esta tesis hayan excesivas referencias a Parsons, Merton, Sorokin y Gluckman y que los estudios sobre violencia al día de hoy han alcanzado una mayoría de edad en el país, la potencia analítica de la tesis sirve para reiterar la necesidad de volver sobre las “causas estructurales” de la guerra, entre ellas, la que más preocupó a Fals Borda a lo largo de su obra, el despojo de la tierra.19 La misma puede ayudarnos a resistir con espíritu más crí- tico la insistencia del actual gobierno de la “amenaza terrorista” como el “único” factor explicativo de nuestro desangre.
En el segundo tomo de este libro, Fals Borda contribuiría también con una “introducción”, presente en esta antología realizada por CLACSO. Aquí describe con detalle, la dinámica de recepción del primer volumen, a partir de las discu- siones públicas y “acalorados debates” a que dio lugar su publicación en el Se- nado de la República, en la prensa escrita, en la iglesia y en los partidos políticos. Allí se nos revela a un sociólogo preocupado por las formas de “recepción del conocimiento social”, y por proponer una lectura del “retardo cultural” y la “in-
madurez social”20 presentes en los sectores políticos, en las élites y, en general,

19 A lo largo de su obra explicó e insistió en esta causa, hoy es una realidad imposible de negar. Colombia es definitivamente un país de “despojo forzado”. Algunos hablan de más de un mi- llón de hectáreas despojadas a los campesinos (Universidad de los Andes), otros de 5.5 millo- nes (Comisión de seguimiento al desplazamiento), otros de 10 millones (Movimiento Nacional de víctimas de Crímenes de Estado) (CNRR. 2009).

20 Fals Borda, Una sociología…, p. 215.

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en la cultura nacional colombiana, los cuales amparados en el pacto de olvido del Frente Nacional, son incapaces de reconocer las responsabilidades históri- cas sobre lo sucedido en los años aciagos de la violencia bipartidista.
El cuarto eje temático está dedicado a la relación entre ciencia y compro- miso, uno de los asuntos de mayor sensibilidad sociológica en la obra de Fals Borda, especialmente a partir de los años setenta, dado su acercamiento y co- nocimiento de la “sociología comprometida” latinoamericana. El primer extracto seleccionado para esta antología corresponde al libro Ciencia propia y colo- nialismo intelectual (1970), donde el sociólogo barranquillero reconoce los in- flujos de Celso Furtado, Florestán Fernándes, Aldo Solari, Rodolfo Stavenghagen, Pablo González Casanova, Theotonio dos Santos, Luiz Costa Pinto y Osvaldo Sunkel, en “la explicación de las limitaciones del desarrollismo en América La- tina”, y en “la revelación de los mecanismos que impiden cortar con los víncu- los coloniales internos y externos”.21 Su lectura nos coloca en sintonía con una discusión central en el pasado reciente de las ciencias sociales latinoamericanas y que, posiblemente, no deja de tener relevancia hoy: la relación entre “acu- mulación de conocimiento” y “revitalización del compromiso político”.
El segundo fragmento corresponde a la “introducción” del libro El pro- blema de cómo investigar la realidad para transformarla (1979). Aquí el autor, discute de forma amplia las que considera las bases gnoseológicas de la iAP, por ejemplo, la relación entre “pensar y ser”, entre “pensar y actuar” o entre “forma y contenido”. La problemática central del escrito y a la que recomiendo volver en los cursos de metodología y epistemología de las ciencias sociales, es la re- lación entre ciencia y realidad. Ésta le sirve para abordar la discusión sobre la cau- salidad en las ciencias sociales, la formación de conceptos, la constitución de una ciencia social crítica y la relación entre saber popular y acción política. Des- taca este texto por la convergencia de autores y tradiciones clásicas y contem- poráneas, más allá de los autores canónicos del estructural funcionalismo en los
cuales Fals Borda fue formado en Estados Unidos. Entre estos autores se en-

21 Ibid., p. 222.

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cuentran Althusser, Freire, Marx, Gramsci, Lenin, Lukács, Wright Mills, Haber- mas, Feyerabend, Kuhn y Hobsbawm.
Los otros dos textos más contemporáneos en su producción, El tercer mundo y la reorientación de las ciencias contemporáneas (1990) y Partici- pación popular: retos del futuro (1998) le permiten a Fals Borda realizar un ba- lance sobre el “estado del arte” de las ciencias sociales en el mundo y, específicamente, sobre la situación de la iAP. Con el primero, que hace parte de la conferencia pública con la cual retornó a la Universidad Nacional de Colom- bia, después de 20 años de ausencia, hace un llamado a los intelectuales y uni- versitarios críticos del Norte y del Sur para que desafíen políticamente la institucionalidad de la ciencia, es decir, trasciendan los dogmas epistemológicos en los cuales han sido formados, sigan avanzando en la superación de los colo- nialismos intelectuales y encuentren mejores formas de comprensión de la rea- lidad a partir de la conjunción dialéctica entre conocimiento popular y conocimiento científico.22
En el otro escrito lo que hace básicamente es condensar las experiencias y
acumulados teórico-prácticos interdisciplinarios, surgidos del Congreso de Con- vergencia Participativa que se llevó a cabo en 1995 en Cartagena y en el que es- tuvieron presentes entre otros pensadores(as) inmanuel Wallerstein, Agnes Heller, Max Neef, Paulo Freire, Aníbal Quijano, Fernando Enrique Cardoso y Ar- turo Escobar. Fals Borda muestra cómo el hilo común a la diversidad de pane- les desarrollados allí fue la necesidad de la construcción de un “conocimiento emancipador” sobre la base de mejores herramientas metodológicas, teóricas y políticas de abordaje social.23 volver sobre este texto permite arrebatarle al ol- vido discusiones importantes, que se dieron en su momento sobre los alcances políticos y epistemológicos de la teoría de los sistemas-mundo, la aplicación de
herramientas hermenéuticas de abordaje de realidades locales, las implicaciones

22 Ibid., pp. 376-380.

23 Ibid., p. 364.

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de la iAP en la escuela y la empresa y la discusión sobre los impactos geopolíti- cos de la globalización, el desarrollo, la violencia y la pobreza.
En el último eje de esta antología destacan algunos fragmentos de textos re- feridos al problema de la subversión en Colombia. Mi impresión al leerlos es la de estar frente a un intelectual que logra combinar y condensar a través de ellos, visiones políticas del presente y del futuro con análisis sociológicos de procesos y estructuras sociales que explican la existencia de la subversión en el país. Los extractos compilados corresponden a La subversión en Colombia (1967), es- pecíficamente el prólogo del ’67 y el prólogo y epílogo de 2008. También apa- rece un pequeño escrito del libro Las revoluciones inconclusas en América Latina: 1809-1968 (1968) y otro disponible en red, titulado Camilo, 40º ani- versario: un vino por Camilo (2006). Pese a su disparidad cronológica y públi- cos a los que están dirigidos, dos preguntas centrales sirven para encadenarlos, además fueron preocupaciones centrales en la obra de Fals Borda: ¿cuál es la realidad social y política en que se mueve y justifica la “subversión”?, y ¿qué nos enseña sobre este particular la evidencia histórica nacional?
Consciente de los cambios en las coyunturas de la guerra en el país, los abordajes que realiza Fals Borda a esas preguntas son diferentes. Así, en Las re- voluciones inconclusas su principal preocupación es cómo la subversión ter- mina expresando “una condición o situación que refleja las incongruencias internas de un orden social descubiertas por aquellos […] que a la luz de nue- vas metas [quieren] una nueva sociedad”.24 En el fragmento de “un vino por Ca- milo” el acento está colocado no tanto en las “contradicciones del orden social”, sino en rescatar el valor del “pluralismo utópico” de este sacerdote-sociólogo, así como del legado de la organización popular que ayudó a crear, el Frente Unido de los Pueblos. Sin embargo, su interés va más allá del homenaje, dado que su objetivo se centra en la vigencia de estas experiencias en la consolidación de fuerzas políticas de las que Fals Borda fue parte activa hasta su muerte, como
el Polo Democrático Alternativo (PDA).

24 Ibid., p. 392.

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Por su parte, en el prólogo de 2008 a La subversión en Colombia, así como en su epílogo, su interés estará orientado a explorar las “condiciones y procesos histórico-políticos” que desde el Frente Nacional (1958-1974) hasta nuestros días hicieron posible la continuidad de la guerra en el país y la persistencia de la subversión. Con especial ahínco discute en estos fragmentos lo que para él es la consumación del “clímax guerrerista” en Colombia: la política de seguridad de- mocrática de Uribe vélez. Sin embargo, luego de un diagnóstico desalentador, termina concentrando su atención en la necesidad de construcción de un “nuevo orden social” y en la consolidación de una “utopía socialista raizal”.25
Como en toda antología de una obra prolífica, posiblemente hayan que-
dado fuera ensayos, intervenciones públicas o entrevistas significativas del autor, sin embargo, ya de por sí el esfuerzo hecho por CLACSO traza una gran ruta de discusión y afianzamiento del legado de este sociólogo en el país, en Latinoa- mérica y en el mundo. Puede que la lectura de estos textos sea estimulante y gra- tificante para las generaciones que Fals Borda ayudó a formar con su obra y ejemplo, o incluso a aquellas que interactuaron con él en escenarios interna- cionales; de todas formas su principal aporte debería ser para los jóvenes in- vestigadores, a los cuales aconsejo no dejar pasar la oportunidad de adentrarse en ellos. Al menos tres razones encuentro para ello. En primer lugar, los textos responden a los itinerarios teóricos, metodológicos y políticos de un pensador de indudable honestidad intelectual en el país. En segundo lugar, están enlaza- dos a la visión de un excelente “retratista” de las principales coyunturas críticas de la nación colombiana y de Latinoamérica a lo largo de cincuenta años. Final- mente, en tercer lugar todos ellos, pese a la disparidad de estilos y públicos a los que estuvieron dirigidos, revelan un tránsito epistemológico, teórico y práctico, no sólo en la forma de pensar y hacer ciencia, sino también en las maneras de proyectar sus usos sociales y políticos.
Jefferson Jaramillo Marín. Universidad del valle-Colombia.
Pontificia Universidad Javeriana-Colombia.

25 Ibid., p. 485.

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