Ballón Aguirre, José. El legado multicultural de Martí y la voz peruana de Emerson. Madrid: Pliegos, 2022.
DOI http:// 10.22201/cialc.24486914e.2023.77.57614
Gracias a El legado multicultural de Martí y la voz peruana de Emerson, en cuyas páginas se desarrolla un programa de trabajo ambicioso por virtud de los recursos disciplinarios que allí se ponen en movimiento, el profesor peruano José Ballón Aguirre da continuidad a su trayectoria, centrada en las tradiciones intelectuales que operan en la formación de la cultura literaria de América Latina.
El plan que se impuso el investigador se distancia conscientemente al menos de dos áreas que gozan todavía de un peso considerable en las aulas universitarias dedicadas a los estudios literarios. En primer lugar, una historia literaria reacia, cuando no hostil, a su encuentro con las ciencias sociales, el modelo retórico-pragmático del discurso, la geopolítica, la historia institucional de los sujetos letrados, la historia cultural de lo político y sus ricos procedimientos de contextualización, por aludir sólo a algunos elementos que me parecen pertinentes al hablar del libro aquí reseñado. Me refiero a una historia literaria que suele agotarse en la dimensión textual de las obras, y en las figuras de autor construidas tradicionalmente gracias a los relatos hegemónicos de la historiografía literaria.
Los procedimientos que la crítica convencional soslaya nos conducen a la segunda área con respecto de la cual nuestro autor toma distancia: los estudios latinoamericanos anclados aún en núcleos conceptuales como el modernismo de matriz francesa, el hispanismo antiyanqui, el colonialismo cultural y sus modelos miméticos de interpretación poética del texto. La escrupulosa lectura crítica que José Ballón Aguirre lleva a cabo de Nuestra América, de José Martí, incluido un ejercicio de “arqueología” de la estructura de estas páginas célebres, mueve el centro de gravedad interpretativa fuera de la órbita del modernismo mimético con respecto de la literatura francesa fin de siècle, el hispanismo antiimperialista centrado en los Estados Unidos; asimismo, no se limita a construir la figura del autor José Martí, de acuerdo con la idea del poeta renovador del lenguaje poético de la América, que se expresa en español y el revolucionario antiimperialista, periodista crítico del poder norteamericano en auge hacia el inicio del siglo xx. En vez de ello, se traza ante nosotros el camino profundamente vital de la constitución de una identidad intelectual profética, sincera y pura, fuente de una “descolonizada imago mundi americana” (320).
Este libro puede leerse de acuerdo con este argumento: una relectura enérgicamente contextualizada de una parte sustancial de la obra de José Martí que tiene como núcleo el ensayo Nuestra América. Una relectura de este corte tiene como consecuencia el replanteamiento de las coordenadas ideológicas y discursivas que han estatuido la figura del escritor cubano en la historiografía literaria. Por consecuencia, el autor del libro se hace cargo de una crítica vigorosa, estimulante, del cuadro hispanista y modernista en cuyos marcos se ha circunscrito la figura de Martí por virtud del aparato escolar de los estudios literarios, así como también de la adopción de su figura en ciertos usos patrióticos.
Lo anterior supone un modelo de trabajo propio de la crítica y la historia literarias que se beneficia de métodos entre los cuales se destaca la consideración del texto como discurso; el análisis de las tradiciones intelectuales que en efecto organizan la mentalidad literaria de un sujeto histórico con base en procesos concretos de lecturas situadas en experiencias documentadas; la productividad letrada concebida como un recurso pragmático del sujeto consciente de su inserción en el espacio de la producción cultural.
La investigación del funcionamiento pragmático-discursivo de Nuestra América y su peso en la identidad personal de un hombre atento a sus emociones, indisociadas de su jornada productiva, ha llevado a Ballón Aguirre a vincular la gestación y la estructuración de este texto a la educación formal y sentimental de Emerson, el influjo que en éste cobra la aventura intelectual de Humboldt en América y, por supuesto, la cosmogonía amerindia. Me refiero a la figura de un intelectual/poeta que contempla la naturaleza y la descifra analógicamente como clave de un cosmos fluido. Las palabras del poeta/intelectual traducen la realidad en los términos de un saber oculto y verdadero, convirtiéndolo en un hombre sencillo, sincero y profundo, orfebre de una poética que no tiene que ver con las conductas miméticas del sujeto letrado, atesorador de la tradición eurocéntrica. Ante este Emerson se rinde José Martí, emprendiendo de frente a su poderosa autoridad un proceso especular de escritura. De estos materiales procede un relato contrahegemónico del tiempo moderno centrado en América. Tal es el meollo del entendimiento de la asimilación de Emerson por parte de José Martí, fuente de una modernidad americana de índole profética, espiritualista, idealista y ética.
De acuerdo con el caudal organizado de todos estos elementos, en el libro de José Ballón Aguirre, Nuestra América, se despliega como un acontecimiento fundador de una perspectiva del tiempo y la política americanas completamemente alternativo a las pautas del liberalismo hispánico circunscrito a Cádiz y la formación constitucional de las Estados nacionales, así como también a la “ciudad letrada” gobernada por los intelectuales-administradores de una modernidad eurocéntrica. Ante el Estado liberal, hasta ahora sede de la “ciudad letrada” americana para los estudios literarios, se yergue un credo (poética y política) ético y utópico afincado en la naturaleza humana y sus atributos: el decoro, la libertad, el sentido común (538, n. 2).
Emerson es una guía del proceso intelectivo del escritor cubano, modelo e ideólogo de su idea del intelectual americano, agente de un liberalismo idealista y un individualismo ético, pruebas de una tesis por completo diferente a la que prima en el modernismo de matriz francófila e hispanista. José Ballón Aguirre, gracias al libro aquí comentado, sigue adelante con un laborioso proyecto personal que actualiza la idea de un americanismo exclusivamente fraguado en las fuentes del modernismo, reconocidas alrededor de la figura canónica de Rubén Darío. No es menor la contribución de este estudio a propósito de la configuración de tradiciones intelectuales formativas de un modelo de liberalismo democrático que se apartan de las ampliamente reconocidas hasta ahora en las revoluciones hispánicas a partir de 1808 y a lo largo del proceso constituyente de los Estados nacionales. Una vez más, la obra de Emerson, cuya presencia en la mentalidad política de José Martí se encuentra plenamente demostrada por el profesor peruano —lo que constituye la columna vertebral de su estudio— es la fuente más poderosa de esta visión de mundo. De este modo, ante el lector, el autor de este libro, educado en Stanford y discípulo de Ángel Rama, despliega las traducciones de los textos de Emerson digeridos por José Martí, con tanto asombro como cuidado, para constituir una ética del escritor y el político que intervienen en una sociedad nueva. La integración de estas traducciones tiene como propósito exponer la experiencia de Emerson que el escritor cubano sufre gozosamente en su ruta hacia Nuestra América.
Quien lea este libro encontrará también un archivo cuyo propósito principal radica en mostrarnos la masa documental que acerca de Emerson se desplegó ante los ojos del polígrafo cubano durante el proceso de formación de su perspectiva sobre la posición de América en el dominio de la cultura política moderna. El archivo de los materiales es un apoyo para la contextualización de un proceso de lectura y asimilación no sólo racional, sino emotiva, centrado particularmente en la simiente más vigorosa del pensamiento político, revolucionario, poético y americano de José Martí: Emerson, según la lectura crítica de Ballón Aguirre. Una semilla que no se reduce en la exposición del investigador a un esquema de interpretación intertextual, sino al planteamiento de una ruta de lectura en efecto experimentada agónicamente por el distinguido exiliado. Este proceso situado de lectura es un recurso fundamental para el entendimiento de la evolución genética de Nuestra América, proceso de configuración textual de un muy complejo pensamiento político revolucionario, utópico, idealista.
La figura de José Martí que el estudioso constituye ante nosotros desborda por completo el molde del poeta modernista, y aun contradice enérgicamente la idea del modernismo hispanoamericano como un lenguaje poético renovador por virtud de su alimentación en la tradición cultural de Europa. Afortunadamente, con base en una lectura literaria sólidamente contextualizada que lleva a cabo el autor de El legado multicultural de Martí y la voz peruana de Emerson, resulta prácticamente imposible separar al creador literario del observador de los eventos políticos ocurridos en el conflictivo sistema-mundo que se va configurando hacia el final del novecientos. El proceso de lectura rendido por parte de José Martí acerca de un Emerson que, a su vez, se había alimentado de fuentes hispánicas y amerindias durante la floración del proceso revolucionario de la América española (vía Humboldt), permite a Ballón Aguirre presentar al escritor cubano como un intelectual pleno, en cuya obra hay vasos comunicantes entre las horas dedicadas a la poesía, al periodismo, al ensayo y a la conspiración política en favor de la independencia de su patria.
José Martí es para nuestro autor un intelectual político del mayor nivel posible en su tiempo, observador competente de la estructura y el funcionamiento del sistema político norteamericano, del expansionismo inglés, la agenda del secretario de Estado James Blaine, la crisis de la Guerra del Pacífico, lector del socialismo difundido en el periodo, y atento y crítico observador de la inmigración de socialistas y anarquistas europeos en Estados Unidos, específicamente del legado intelectual que advierte en sus posiciones políticas y sus actitudes revolucionarias. Con ser tan rica esta consideración analítica, el autor atribuye a Emerson la clave que articula el pensamiento político de José Martí, a la luz de la cual lee críticamente Nuestra América. “[L]a práctica y la teoría florecieron logrando una coherencia lógica mayor a la luz de la filosofía utópica libertaria de Emerson” (513).
Alrededor del análisis crítico del influjo de Emerson, el autor desarrolla detenidamente el escenario geopolítico en el cual se inserta Nuestra América como un dispositivo discursivo, caracterizado por la crisis del poder imperial español en América, la presencia de los intereses del Reino Unido en la misma región y, particularmente, el ascenso de los Estados Unidos como una potencia mundial que impone sus intereses en el Caribe. Además, el investigador considera como elemento clave de esta contextualización el vocabulario histórico y, finalmente, la totalidad textual del artefacto discursivo que reconoce en Nuestra América: en palabras de nuestro autor, un texto “activo” y “propositivo”, no meramente reactivo respecto de la caída del poder imperial hispánico. La voluntad expresa de José Ballón Aguirre es oponerse a una evaluación simplista de José Martí ante los Estados Unidos, específicamente a las “lecturas funcionalizadas” por los estudios “hispanistas” (491).
Leonardo Martínez Carrizales
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